miércoles, 4 de agosto de 2010

Kiara, la perra que persigue taxis

Por Diego Puente

Los vecinos del Plan Conjunto Chillogallo, ubicado al sur de Quito, bautizaron a una perra callejera con tres nombres: Kiara, Comellantas o Titina. El animal huele, lame y mueve la cola cuando cualquier persona se le acerca.

En el parque del conjunto, Titina camina por medio de tres columpios de asientos de madera, una resbaladera de tubos lila, y una escalera china anaranjada. La perra corre tras los niños que juegan a las cogidas y recibe comida de los vecinos.

A las cinco de la mañana de un miércoles de julio, Titina sale del condominio por la puerta negra del parqueadero y se ubica en la parada de bus. Ahí, observa con sus ojos grandes y negros a once perros errantes que pasan cerca de ella. Aproximadamente, hay 245 000 caninos callejeros que deambulan por el Distrito Metropolitano cada día.

Las personas del Plan Conjunto ayudan en lo posible a esta perra. Rosario Gallardo de repente, cuando puede, le da un pan de su despensa de víveres ubicada en los condominios. Veinte pasos a la derecha de su negocio está Alicia Bravo quien le ofrece un plato de comida cada tarde. El menú del día fue sopa de pollo.

Bravo comenta que, alguna vez, Titina tuvo un dueño hasta que quedó preñada y la abandonó. Según, la fundación Protección Animal Ecuador (PAE) esto es común para las hembras de raza mestiza. Por el contrario, los cachorros de las perras finas son apreciados porque se les puede vender, afirma la Fundación.

Otras personas que salen desde las cinco y media con sacos de lana y bufandas en medio del viento, rascan suavemente la cabeza de Kiara que acecha a los carros que circulan despacio frente a ella.

“¡Cuidado, te van a matar!”, grita una mujer antes de subirse al bus de la compañía San Francisco que cubre la ruta Chillogallo-Hospital Militar. Comellantas no hace caso y se abalanza contra un taxi de placas PZO-859.

Tensa los músculos, frunce el ceño, inclina su cuerpo para adelante en actitud de ataque, eleva un poco su cabeza. Baja sus orejas y sale en carrera persiguiendo a otro taxi que pasa solitario por la avenida Mariscal Sucre. Lo persigue hasta el siguiente poste de luz y regresa.

En siete minutos pasan 172 carros de todo tipo por la transitada avenida. Además, ocho motos y un par de ciclistas vestidos con gruesos calentadores. Kiara descansa. Toma un poco de aire y ladra a cuatro carros, tres de ellos, taxis.

La perra no deja que otro animal se le aproxime. Ladra a un perro más grande que se acerca a la parada de bus. Las personas que esperan el transporte se alejan por precaución.

El miedo de las personas no es infundado, dice el veterinario Santiago Prado de PAE. Explica que hay enfermedades como el parvovirus, la dermatitis y la traqueobronquitis que atacan fácilmente a un perro. Destaca la existencia de otras afecciones que pueden portar los animales como la rabia y la parasitosis que son transmisibles a los humanos.

El especialista asegura que la vida de un perro callejero es muy peligrosa porque la comida que ingiere puede tener veneno.

Pero el envenenamiento, prohibido por la ley y los derechos de los animales, no es la principal causa de muerte para los canes, sino los arrollamientos. En un día común, sólo en la avenida Simón Bolívar hay nueve cadáveres de perros.

Sobre este tema, Prado comenta que un perro que nació en la calle tiene más posibilidades de sobrevivir que uno que escapó o que fue abandonado.

El veterinario manifiesta que los perros sienten el mismo dolor que los humanos en el caso de sufrir una fractura. “Exactamente igual pero no pueden decirlo”, explica.

Por eso, no puede comprender cómo los “humanos que nos llamamos racionales podamos hacer esto”, refiriéndose a unas fotografías que archivó PAE sobre torturas a animales en Ecuador.
Titina no presenta señales de haber sido torturada en el pasado, pero sí tuvo una fractura en su pata izquierda que fue sanada por Ximena Puente, psicóloga industrial e hija de Alicia Bravo. Comellantas no pudo perseguir a taxis por un mes.

Desde que apareció Kiara hace seis meses en las afueras del Plan Conjunto, nadie se ha responsabilizado por vacunarla o por esterilizarla. Esto representa un estado de semiabandono, asevera Prado. El funcionario de PAE cree que la esterilización es necesaria para controlar la población de perros callejeros.

A Titina cada día le crece su panza, y los pezones se le están hinchando. Laura Beatriz Troya dice que tendrán que ver dónde la hacen parir.

Doña Laurita, como le conocen en los condominios, tiene 85 años de los cuales 10 ha estado viviendo con su hija y dos nietos en el bloque 9. En los últimos seis meses ha estado pendiente de Titina para que duerma en las afueras de su puerta o la cuidaba para que no la preñen.
No puede adoptar a la perra porque tiene a Dinky, un perro negro que ladra a cualquier extraño que se acerque a hablar con su dueña.

La abuelita está preparándose para recibir el parto de Titina porque para ella es “una perrita medio especial. Bien halagadora”. Baja su cara blanca y arrugada cuando recuerda que el departamento en el que habitan actualmente está a la venta y pronto se irán de ahí para mudarse a una casa. “Mi hija le está buscando dónde vivir”, dice sonriente.

Al medio día, Comellantas está sobre el adoquín, acostada, tratando de cubrirse del sol. La gente busca refrescarse y la perra está agitada. Otro perro pasa por su lado, pero ella no lo ladra. El can, de hocico café, sigue su camino y se mete en el mercado Las Cuadras.

Según la ordenanza municipal 0128, los perros no pueden ingresar a un mercado o a cualquier lugar donde se trabaje con alimentos para el hombre. Esta disposición también “prohíbe alimentar en las calles o en lugares de uso público o áreas comunales” a los perros vagabundos.
Alonso Moreno, presidente de la Comisión de Ambiente del Concejo de Quito, aclara que hay ciertos artículos que deben ser modificados, por eso la ordenanza está siendo estudiada.

Moreno explica que están trabajando en un registro de mascotas para tener cifras reales de la población de animales domésticos en la capital. Este beneficio lo tendrán los perros con amo; mientras que, para los vagabundos pretenden crear un programa de adopción o padrinazgo.

El programa estará aprobado en diciembre, dijo el Concejal, y permitirá que personas que no tienen tiempo o espacio para tener a animales puedan colaborar para mantener a uno que haya sido rescatado de la calle.

“Hay canes que no podrán ser ayudados, los que presenten zoonosis (enfermedades transmisibles al ser humano) serán sacrificados”, enfatiza el edil.

Las manadas ferales son otro grupo condenado a la desaparición. Son perros o gatos que han regresado a su estado primitivo y viajan a zonas donde pueden agruparse para cazar.

El veterinario de PAE asegura que son muy peligrosos para el ser humano y la fauna endémica de cualquier región, pero afirmó que sí se les puede re domesticar aunque implica mucho tiempo y dinero.

El concejal Moreno coincide con esa apreciación y manifiesta que se está eliminando progresivamente a las manadas reduciendo su hábitat en los botaderos de basura y en los parques de la capital.

A las siete de la noche Kiara está cansada de perseguir carros, se acuesta mientras la gente se enfila para subir al integrado. El sol ha maltratado su pelo que está seco pero su nariz negra sigue húmeda.

Titina se sienta con las patas traseras sobre la vereda y las delanteras las apoya sobre el asfalto. Mira al frente mientras rasca con sus uñas de color negro un chicle que se le pegó en el transcurso del día.

Anochece y Kiara corre moviendo la cola. Ingresa al condominio por la puerta de color negro que tiene dibujada un gallo con pintura amarilla. Busca el bloque nueve y se acomoda en la puerta de hierro del departamento de Doña Laurita.

2 comentarios:

  1. Que linda historia... es conmovedora y a veces un tanto divertida pero ayuda mucho a ejemplificar la realidad de los animales callejeros. Gracias por haber escrito esto, le abre los ojos a la gente que ve el problema de lejos y no piensa que ante nada somos humanos y estamos en capacidad de ayudar a quienes por siglos nos han dado un amor incondicional...

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  2. muy linda la crónica Diego, permite conocer una realidad que está presente en nuestras vidas todos los días... una realidad que esperemos podamos cambiar si ayudamos a estos animalitos.

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